sábado, 9 de abril de 2011

LA CASA DEL SOTO

LA CASA DEL SOTO
 Manuel Garcia Sesma

En el Soto, hubo una casa primitiva, levantada por los monjes de la abadía de Fitero, probablemente en la segunda mitad del siglo XVI. Junto a ella, el abad Fr. Plácido del Corral y Guzmán, que estuvo al frente de aquélla, desde 1625 hasta 1643, edificó una capilla dedicada a San Plácido, según consigna el Tumbo de Fitero, en el folio 732.

Ahora bien, la actual casa del Soto data ya de 1671-72. Por consiguiente, no son acertadas las suposiciones que hice yo, relativas a su construcción, en mi "Poemario Fiterano", p. 184, inducido a error por el desgaste considerable de varios de sus sillares y por los diversos materiales, empleados, por una parte, en su planta baja, y por otra, en el piso 1º y en el desván. Naturalmente, en México no podía echar mano a ninguna documentación sobre tal punto; pero en España, sí, pues ésta se conserva en los Archivos de Protocolos de Tudela y de Pamplona. 

En el 1º, figura el contrato del Monasterio con el constructor, firmado en Fitero, el 12 de abril de 1671, el cual se guarda en el protocolo de dicho año del escribano de Fitero, Dn. Miguel de Aroche y Beaumont, folios 92.97.  Y en el 2º, figura, a su vez, la tasación definitiva, aunque incompleta, de la casa: tasación iniciada el 12 de agosto de 1673 y cuyos documentos se encuentran en los Protocolos de 1668-74, del escribano Dn. Miguel Marín, nº 245.

Resumiendo estos largos documentos, podemos afirmar - ahora con certitud - que la Casa actual , (pero ya había otra anterior, según se dice en el contrato de...con Macaya, para el arriendo de una helera del 17-IV-1614 ) del Soto fue levantada, como hemos dicho, en 1671-72, por Pedro de Angós Manero, "maestro cantero y arquitecto", vecino de Fitero, previo contrato con el abad Fr. Manuel del Pueyo. Se había convenido en que Angós haría la casa, al precio de nueve reales la vara superficial cuadrada de piedra labrada; y a seis reales y medio, la de mampostería, debiendo ser hecha la tasación por Sebastián de Sola y Calahorra, maestro arquitecto, vecino de Tudela. Pero el Monasterio no se conformó con ésta y la hizo reconocer, medir y tasar por el monje trinitario descalzo de Alfaro, Fr. Diego del Espíritu Santo, arquitecto de su Orden.  Mas, a su vez, Angós no aceptó el dictamen de este fraile, entablándose, a continuación, el correspondiente pleito judicial. Angós alegaba que, no solo había cumplido con la obligación de levantar dicha casa, sino "haber hecho otras muchas obras que son de mucho más coste y primor", las cuales no estaban declaradas en las escrituras anteriores con el Monasterio.

Una tentativa de dirimir el pleito, mediante otra vista ocular, realizada por el maestro cantero Juan de Anechea, nombrado de oficio por la Corte, y Fr. Diego del Espíritu Santo, no prosperó, hasta que se hizo otra definitiva, iniciada el 12 de agosto de 1673, con asistencia del nuevo Abad Jorge de Alcat, el Visitador Bernardo de Erviti, Fr. Fernando Sarasa, Pedro de Angós, Sebastián de Sola y otros dos individuos nombrados de oficio: el cantero de Pamplona, Pedro de Aspiroz, y el albañil de Fitero, Pedro Gómez.

La medida total de la obra de cantería dio 1.250 varas navarras, 6 pies y 2 dedos, detallándose en ella las medidas de los 4 lienzos, del sobre lecho de la cornisa, de las losas de la puerta principal, de la puerta de la Pesquera, de la ventana de la despensa, del hogar de la cocina, de la fregadera, de los zócalos de los dos pilares, del antepecho de encima de la fuente (con los arpones de hierro, por donde va el agua a las pesquerillas), de la canal por donde pasa el agua a las pesquerillas sobre la fuente, de la fachada del cañón al lado de la fuente, de la solera del cañón, debajo de la casa, que va hasta la fuente), de los lienzos del cañón que sale de la pesquera hasta la fuente (desde la puerta de la sala que cae a la otra pesquera), de la bóveda del cañón, del canal de la Pesquera (junto a la puerta de la casa), de la cubierta del arca de la fuente, del pasador, de las dos piedras grandes que defienden las dos esquinas de la casa, de las zapatas de los zócalos de los pilares y de la puerta de la iglesia.

Como se ve, la medición se hizo, esta vez, con una minuciosidad inobjetable.

Para los efectos de la tasación, se dedujeron de la medida total de la obra de cantería, de conformidad con la escritura de construcción, 96 varas y 7 pies y medio, quedándose en 1.155 varas navarras, 9 pies y 30 dedos.

Con igual meticulosidad, se midió la obra de mampostería baja, la cual arrojó un total de 332 tapias, 3 pies y 6 dedos (a razón de 67 pies la tapia) y de 366 tapias, 60 pies y 6 dedos (a razón de 60 y 3/4 pies la tapia, la cual era una medida superficial empleada, a la sazón, por los albañiles, de diferente valor en Castilla y en Navarra).

En cuanto a la albañilería alta o del cuarto de arriba, su medición dio 214 y 1/3 tapias navarras.

El número total de ladrillos empleados fue 15.893.  En una segunda tasación, Fr. Diego del Espíritu Santo valoró toda la obra de cantería en 9.988 reales, ignorándose el resto, así como las tasaciones realizadas por Sola, Aspiroz y Gómez.  Así que, en resumidas cuentas, no sabemos lo que pagaron, en definitiva, los frailes a Pedro de Angós por la construcción de la actual Casa del Soto.

En el Inventario realizado a fines de 1835, con motivo de exclaustración definitiva de los monjes, se cita al Soto entre sus fincas rústicas, con esta lacónica descripción: "El SOTO, poblado de árboles, de 90 robos, con su casa en medio, la que se halla actualmente derruída en su fondo y contiene un Estanque en medio. Tiene la servidumbre de suministrar la leña necesaria para la construcción de estacas para las presas de la Villa" (folio 98).

Acogiéndose a las leyes desamortizadoras, la finca fue adquirida por D. Rafael Javat, vecino de Madrid, por escritura firmada en Pamplona, el 20 de diciembre de 1844, siendo su administrador en Fitero el vecino D. Joaquín Aliaga, y el guarda de la misma, Eugenio Bayo. Por orden del Sr. Javat, se "procedió al descepo del arbolado, con objeto de reducir el terreno a cultivo" y como naturalmente Eugenio Bayo empezase a usar las aguas del Alhama, para regar la finca, protestaron los propietarios de Solosoto, el Combrero y la Hoya del Puente, llegándose por fin a un convenio con ellos el cual fue firmado el 31 de mayo de 1846. Una copia de este largo documento se encuentra en un Manuscrito de Sebastián María de Aliaga, folio 90 v. y siguientes, de donde hemos tomado estas últimas noticias.

El 17 de abril de 1614, el Prior Fr. Bernardo Pelegrín firmó un contrato con Juan de Irigoyen y Macaya, maestro Arquitecto, vecino de Alfaro, arrendándole una helera, que se acababa de hacer "en la casa del Soto", en las siguientes condiciones: 1) Macaya le pagaría por el arriendo del hielo 500 reales de a 36 maravedís en moneda de Navarra, encargándose de portearlo y venderlo a medias con el Monasterio.  El transporte sería hecho por "un hombre y una cabalgadura"; 2) El Monasterio tomaría cada día libremente para sí dos arrobas de hielo desde la firma de la escritura hasta el día de Todos los Santos; 3) Macaya podría concertar libremente la venta con "cualquier ciudad, villa o lugar"; Macaya daría cuenta y pagaría a un monje del Monasterio las cantidades que fuere vendiendo, en la forma convenida; y si para Todos los Santos, no hubiese vendido todo el hielo, el Monasterio se quedaría con el resto; pero Macaya podría sacar la mitad para él.  Además se le pagaría lo necesario para reparar la helera.

(Protocolo de MIGUEL de URQUIZU y UTERGA de 1614, Folio antiguo 73, y moderno, 41.)

La Casa del Soto, que, al principio de la década de 1980, estaba en ruinas, fue restaurada en 1984-85.

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